Llegó desde China en 2016 para competir con las grandes compañías de redes sociales y se ganó un lugar indispensable en nuestros teléfonos inteligentes. ¿Pero qué tiene TikTok que lo vuelve tan inmersivo? ¿Qué cosas produce en nuestro cerebro? ¿Existe la adicción a esta plataforma?
La primera vez que descargué TikTok lo hice como cualquier otro chavorruco: con miedo, vergüenza y en secreto.
Me mentí al decir que era solo por curiosidad, para estar actualizado y para que la brecha no me alcanzara convirtiéndome oficialmente en un dinosaurio tecnológico. La probé un rato, no le entendí y la borré. No le dije a nadie. Pero la volví a descargar a los pocos minutos sin estar muy seguro del por qué.
No sabía entonces que en menos de una semana se convertiría en la aplicación móvil que más uso, y ahora ya hasta defiendo a mis TikTokers favoritos, me sé los trends, reconozco canciones y tengo problemas para dejar de scrollear.
Videos de entre 15 a 60 segundos de todos los temas: retos virales, confesiones, bromas, clases sobre economía, tips para tomar mejores fotografías, bailes sensuales, recetas, trucos de magia, rutinas de ejercicio, parodias musicales, beats de standuperos, coreografías. Cada uno con su follow, cada uno con su like. Todos me gustan y aún así me siento extraño.
Pero no soy el único. Mis amigos y amigas, además de algunos conocidos que rondamos los 30 años opinan lo mismo. Y supongo que habrá más gente con esta sensación entre los más de 800 millones de usuarios activos en TikTok de forma mensual que contabiliza DataReportal.
Y como esos números siempre son complicados de dimensionar, eso es 6 veces la población de México. Si la gente que usa TikTok cada mes conformara un país, sería la tercer nación más poblada de la tierra, solo por debajo de China (con más de mil 400 millones de habitantes) e India (con más de mil 300 millones).
Pero qué tiene esta plataforma que no tengan otras para causar tal fascinación en la gente. En más de una forma creo que se trata de una droga digital que estamos dispuestos a consumir una y otra y otra y otra y otra y otra vez. Ustedes entienden. Y no lo digo en un sentido del todo peyorativo. Nos basaremos en datos y estudios para probar esta hipótesis.
¿Será algo único de su algoritmo?, ¿sus mecánicas distintivas como el lip sync y los retos?,¿son las controversias y el morbo que giran en torno a sus políticas de uso y creadores de contenido?, ¿se lo podemos atribuir al hecho de que la mayor parte de sus usuarios pertenecen a la generación z o son millennials muy jóvenes, quienes aparentemente entienden internet de una manera sin precedente?
Todo eso lo vamos a descubrir juntos, más adelante en este artículo. Lo que sí puedo decir ahora es que si alguien me promete que todo lo anterior va a estar disponible las 24 horas en mi teléfono, lo querría de inmediato. ¡Qué más da! Confieso que es la primera aplicación que abro al despertar y la última que reviso antes de dormir.
Estoy seguro que al igual que a mí, tú que lees esto, te has descubierto en TikTok, pasando de un video a otro, sin estar consciente de en qué momento empezaste o cuánto tiempo llevas. Quizá te pasa en el desayuno, o cuando vas al baño y para qué nos engañamos, también varias veces durante el trabajo.
Así que… ¿estamos listos para aceptar que somos adictos a TikTok o qué?