Para muchos no es novedad que mientras más se alejan de calle San Martín y Peatonal (hacia el Norte), los precios de los productos bajan, pero también cambian las condiciones de pago, y se pueden conseguir artículos de indumentaria por alrededor de un 60% menos que lo que se pagaría en un centro comercial, o un negocio “de marca”. Aunque los comerciantes aseguran que la calidad de los productos, y la atención son muy distintas, en algunos casos, las familias solo evalúan precios.
Por poner algunos ejemplos, en un recorrido que hizo Los Andes, se observó que, mientras que un jean de una de las marcas menos costosas de los centros comerciales cuesta, con rebaja de temporada alrededor de $4.000, en los locales de calle General Paz, se exhiben “precios mayoristas” o “por pago de contado”, por entre $2.000 y $1.500, e incluso menos. Lo mismo sucede con zapatos, ropa interior, y hasta artículos de bazar o bijouterie, según el rubro de cada negocio.
Según explicó Emmanuel, de una reconocida zapatería ubicada en dicha calle, son los mismos zapatos, de la misma marca que venden en otros lugares por $2.000 o $3.000 más, pero en el local en donde el trabaja “compran contenedores”, y esa cantidad es la que les permite bajar los precios.
Además, en el local, como en la mayoría de los que están ubicados de calle Las Heras hacia el Norte, hacen diferencias importantes a quienes pagan de contado, “para ahorrarse los costos bancarios”, y se puede adquirir un segundo par al 50%.
Lo mismo sucede con la lencería, en las casas “mayoristas” se pueden conseguir 12 vedetinas a $1.350, y lo mismo sucede con las medias. “Si comprás artículos de los catálogos, ahí te sale más caro, pero estas que no tienen marcas conocidas, se venden al por mayor”, explicó la vendedora ante la consulta por las diferencias en los precios, dentro del mismo local.
La venta la “por mayor”, ha perdido su significado original, en la mayoría de los casos, solo implica el pago en efectivo, así, se pueden conseguir pantalones de jean por menos de $1.000, y hacia la calle General Paz, se puede leer 3 pantalones de jean por $750 cada uno. De nuevo, en cada una de esas tiendas reina el efectivo.
La calidad, también es otra, pero el propósito (vestimenta es el mismo), y las familias con ingresos medios y más de dos hijos priorizan el precio por sobre todas las cosas. Así, lo explicó María del Carmen, quien visita las tiendas mayoristas porque tiene dos nietos pequeños, y dos de sus hijas todavía en edad escolar, y asegura que en la calle General Paz, los viste a todos.
Entre los factores que inciden, no solo se cuentan los costos que se ahorran los propietarios de los comercios por no pagar comisiones bancarias, sino que los alquileres bajan una vez que los comercios se alejan San Martín y Peatonal, aumenta la concentración de gente, y es posible vender en cantidades para hacer una diferencia.
Al respecto, Roberto Irrera, de la Cámara de Corredores Inmobiliarios de Mendoza, destacó que “si nos basamos en el alquiler, no es lo mismo tener un comercio en algún mall o shopping que en la vía pública”, en el segundo caso los costos son menores, porque son menores los servicios a tener en cuenta, los centros comerciales cobran por la publicidad que hacen, servicios de limpieza, mantenimiento y demás, y en muchos casos también cobran “un proporcional de caja”, y todo eso se traslada necesariamente a los productos.
Asimismo, dentro de las diferentes zonas de la provincia, en lo que se refiere a “vía pública”, también varían los costos, y municipalidades como las de Capital cobran tasas más altas que sus vecinas, y patentes o “derechos de inspección”.
“El valor de un alquiler céntrico (sin contar tasas e impuestos) es muy variado, en calle Suipacha, un local de 30 m² cuesta alrededor de $30.000, en calle Catamarca cerca de San Martín, de 80 m², $35.000; en 9 de Julio cerca de Pedro Molina, 100 m² en $40.000; en calle Espejo, entre 9 de julio y San Martin, 160m2, $350.000; en Necochea entre 9 de Julio y San Martin”, señaló Irrera.
Y si los precios se comparan con otras localidades, muy concurridas, pero fuera del microcentro, los valores también cambian, por ejemplo, un local de 33 m² en Carril Ponce y Bandera de Los Andes (centro de Rodeo de la Cruz, Guaymallén), cuesta entre $20.000 y $25.0000, según explicó Irrera, para graficar las diferencias de costos que enfrentan los comerciantes, según la zona que eligen para vender.
En la mayoría de estos comercios, la ropa abunda en los mostradores, están orientados a compras y ventas rápidas, sin probadores, o en ocasiones, el precio deja de ser “al por mayor”, cuando los clientes se prueban la mercadería.
“En “Grisel lingerie Et Amour”, consigues precio, calidad, servicio, y tenemos opciones para todos los bolsillos, para quienes quieran comprar económico y de buena calidad, y también cosas exclusivas más costosas”, señaló Griselda, dueña del local ubicado en calle 9 de Julio al 900 de Ciudad.
Según explicó la comerciante, además de la relación precio calidad, la forma en que se atiende a los clientes también importa, en su caso, ella es especialista en sexología, y coach de parejas, y asegur aque con la venta de ropa interior muchas clientas, y clientes, se llevan también consejos, y otros productos, como esencias o difusores aromáticos, que van más allá de la necesidad de vestirse. “Es un plus que tiene la tienda”, detalló.
La conformación de los precios de la ropa en Argentina tiene un fuerte componente impositivo, además de los costos asociados al alquiler del local señalados anteriormente, existen otros impuestos que afectan directamente a los productos. Mientras que el público solo ve el 21% del IVA discriminado en su ticket fiscal, hay otros como el 1,2% del Impuesto al cheque, el 2% del arancel de la tarjeta y el 5% de Ingresos Brutos, que se traslada al precio final.
Además, la inflación proyectada también influye, la ropa ya tiene en su precio final el cálculo de cuánto costará reponer cada artículo que se vende.
En este marco, fundación Pro Tejer explica que, si “un local de cualquier marca” ubicado en algún shopping, vende una remera a $ 600. El 50,3% de ese valor se destina a impuestos. Ellos corresponden a las distintas etapas de producción y comercialización de la prenda. Se contempla el IVA, Ingresos Brutos, Impuesto a las ganancias, a los débitos y créditos bancarios entre tantos otros”, asegura la organización.
Solo el 9% del pago de dicha prenda se utiliza para el pago de gastos asociados a la logística y la comercialización y apenas el 4,8% responde a la rentabilidad de la parca comercial y el 2,8% es la participación de las actividades de diseño y publicidad, herramientas indispensables para la comercialización de las marcas reconocidas.
En tanto que de esos $600, el 12,7% será para pagar el alquiler del local comercial y las expensas, llave de contrato fondo de publicidad, y demás; y por último, el 8,5% que corresponde al costo de fabricación de la prenda, es lo que se llevará la industria que la fabricó.
La Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), entidad de cúpula representante del sector comercio y servicios, publicó recientemente un comunicado en contra de la instalación de “nuevas ferias internadas” (saladitas). “La instalación y expansión de las ferias mencionadas han generado severos perjuicios al comercio local tradicional, constituyendo una forma de competencia desleal –dado el flagrante incumplimiento de obligaciones tributarias, previsionales y de otra índole que registran aquellas–, y han afectado también al Estado y a los consumidores, al vulnerar sus derechos y garantías”, publicaron.
Asimismo, destacaron que, entre los males asociados a estos establecimientos pueden mencionarse la informalidad laboral, el “trabajo esclavo”, la evasión fiscal, el fraude marcario, el contrabando de mercaderías y la falta de controles, incluyendo los sanitarios.
Según señalaron algunos comerciantes mendocinos, consultados por Los Andes, en algunos comercios ubicados varias cuadras al Norte de calle San Martín y Garibaldi, venden “mercadería de contrabando”. “Muchas cosas vienen de Bolivia, y no pagan los sobrecostos que abonamos los demás, que recurrimos a importadores autorizados”, explicó uno de ellos.
“Cuando no se compra con factura, y no se pagan costos de aduana, evidentemente, los precios que se manejan son diferentes”, señaló.