En el camino hacia la sostenibilidad, existen muchos peldaños. Cada persona que intenta vivir de forma sostenible y cambiar sus hábitos lleva un proceso diferente y acorde a sus necesidades y costumbres, pero también a sus recursos y posibilidades.
Cuando comencé a divulgar sobre estos temas mi mentalidad era mucho más estricta y rotunda, algo que por lo que me hacen llegar personas que siguen el mismo camino es muy común cuando empiezas en este movimiento. Por eso, nunca debemos cansarnos de recalcar que la sostenibilidad no es blanca o negra, sino un espectro de grises en los que se encuentran muchas cuestiones más allá del plástico y cerrar el grifo cuando nos cepillamos los dientes.
El ámbito de la moda es uno de estos grises. Es gris, porque no se trata solo de utilizar materiales sostenibles y realizar la ropa sin utilizar materiales tóxicos, sino también de respetar los derechos de las personas que confeccionan esa ropa y de asegurarles unas condiciones y un salario dignos. Una marca no puede ser sostenible si no cumple estos puntos, por mucho algodón orgánico y fibra de cáñamo que use.
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Por eso, para la mayoría de personas, detectar si una prenda o marca de ropa es sostenible o no es más complicado que la típica elección entre un cepillo de bambú y otro de plástico, ya que existen muchos factores que juegan un papel fundamental en este juicio.
Debemos afrontar cada decisión sobre moda con pensamiento crítico, y al mismo tiempo teniendo en cuenta los siguientes puntos:
Este es el punto más importante de todos, porque lo más sostenible que existe es lo que ya existe en nuestro armario. Da igual si es fast fashion o la marca más sostenible del mundo.
Lo importante es que eso ya está ahí, esa compra ya está realizada, y lo más sostenible que hay es utilizar lo que tenemos una y otra vez, en lugar de comprar algo nuevo para intentar "crear un armario sostenible".
No hay nada menos sostenible que comprar cosas nuevas que no necesitas, ya sean sostenibles o no.
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La forma más sostenible de comprar moda, después de usar lo que tienes ya en tu armario, es la segunda mano. Es cierto que muchos pueblos y ciudades tienen una selección limitada (o inexistente) de prendas, pero existen aplicaciones online en las que podemos buscar por palabras clave y encontrar exactamente lo que buscamos.
Recordemos que lo que ya existe es la marca más sostenible. Comprando de segunda mano estamos contribuyendo a una economía más circular.
Cuando compramos algo nuevo, una de las cosas que debemos tener en cuenta son los materiales. Cuanto más naturales sean, mejor. El cáñamo, las fibras de piña o manzana, el lino o el algodón orgánico son algunas de las fibras más sostenibles y naturales que podemos encontrar en el mercado.
En este punto también podríamos considerar las fibras recicladas como una opción sostenible, ya que están reutilizando basura existente para crear nuevos materiales.
La marca Bask Brand es un gran ejemplo de esto, ya que este verano ha recorrido todas las playas posibles recogiendo botellas y redes de plástico para poder realizar sus prendas a partir de estos desechos. Al tiempo que fabrican prendas, limpian las playas.
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Otra cosa que debemos tener en cuenta es la cercanía de las prendas, pero aquí hay trampa. No se trata de que algo esté hecho en España, porque si los materiales se han importado de China, desde un punto de vista puramente medioambiental es exactamente lo mismo que comprar la prenda ya hecha directamente a China.
Por eso, siempre debemos priorizar prendas que estén confeccionadas con materiales nacionales o al menos, europeos, cuando sea posible.
La marca de ropa de baño She Told Me es un gran ejemplo de ello, pues utilizan materiales hechos en Barcelona y confeccionan sus prendas en la misma provincia.
Una ventaja de la moda confeccionada en España es que es mucho más fácil saber de las condiciones de trabajo de las personas que realizan las prendas o accesorios que compramos.
Para una marca es mucho más fácil visitar una fábrica y realizar auditorías si estas están situadas en España o incluso en Portugal.
La marca de zapatos Mireia Playà es un gran ejemplo de ello, ya que la marca visita su taller de Alicante a menudo para comprobar que las condiciones de las trabajadoras son justas y dignas.
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Las tendencias son muy divertidas, y de hecho, por eso son un auténtico negocio. Pero hay varias formas de formar parte de las tendencias (si una quiere).
Una marca puede inspirarse en las tendencias actuales para crear básicos que podremos utilizar más allá de una temporada. Es decir, una marca que crea piezas básicas que pueden verse modernas y estéticas en cualquier contexto y temporada es una marca que es más sostenible que otra que se centra en tendencias extravagantes que no sobrevivirán a este año.
La marca de accesorios Canussa es un gran ejemplo de ello, creando bolsos atemporales con materiales veganos de la mejor calidad.
Lo más importante que una marca puede ofrecer para confirmar que es sostenible es ofrecer transparencia y trazabilidad.
Una marca que se hace responsable de sus procesos y está orgullosa de la forma en la que sus prendas se fabrican comparte esta información. Si la marca no ofrece esta información en la página web o es ambigua en sus respuestas cuando le preguntamos, dudaría mucho de su responsabilidad social y su auténtica sostenibilidad.
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Estos son algunos puntos clave a la hora de determinar si una marca es o no sostenible, y ante la duda siempre debemos preguntar a la marca. Una marca que tiene en cuenta los materiales, las personas y los procesos y es respetuosa con el medio ambiente y las personas, siempre compartirá detalles de ello y estará orgullosa de gritar a los cuatro vientos cómo hace las cosas. Al contrario que la moda rápida, enseguida te contará que su marca tiene una filosofía que hace del mundo un lugar mejor al mismo tiempo que comparte su arte sartorial con el consumidor consciente.