Por Sara Hernando
Berta Bernad tiene nuevo proyecto, Testaruda. Una firma de moda con la que está dispuesta a conquistar a todos aquellos, desencantados de la industria del fast fashion, que buscan dar forma a un armario sostenible en el tiempo. “No queremos ser una marca que tenga un boom y desaparezca. Queremos hacer algo que tenga sentido. Sabemos muy bien a quién nos dirigimos y creemos que sigue habiendo hueco para una marca que cree prendas prácticas y de buena calidad para que la gente pueda ir poco a poco formándose un buen fondo de armario”, explica la que fue una de las primeras influencers españolas con proyección internacional. Aunque en 2017 decidió de manera repentina cerrar todas sus redes sociales, Bernad siguió vinculada con la industria de la moda como directora creativa a través de su agencia de marketing: “Siempre he estado relacionada indirectamente con esta industria. Desde que tengo 21 años (y ahora tengo 33) he estado en contacto con marcas de moda. Primero como influencer y luego como directora creativa. No tengo un conocimiento de insider de saber quienes son los directores creativos de las grandes firmas de moda. Pero eso sí, conozco casi todas las marcas medianas tipo By Far, Nanushka, Paloma Wool, Lisa Says Gah, etc.”.
Tras la pandemia, y después de dar a luz a su primera hija, Berta Bernard ha decidido emprender esta nueva aventura en la que reniega de aquellas prendas que solo se lucen una vez en las cuentas de Instagram: “El valor de que la gente repita lo que se pone, va a ser un constante en la marca. Pero para ello, hay que acertar primero en la elección de la prenda. Creo que el problema principal por el que consumimos tanto, es por que no analizamos bien lo que queremos antes de meternos en la tienda y dejarnos llevar por el momento, o ver a la influencer de turno llevando algo que a nosotras puede quedarnos fatal. Esto es algo que ganas con la edad”. Pero Bernad no solo apuesta por construir un armario cápsula perfecto, sino que va más allá. Todas las prendas se confeccionan a menos de una hora en coche de su casa. “Cuando empecé a meterme en todo esto, supe desde el principio que no quería ‘tener que viajar’ para buscar telas, fábricas, etc. Que quería hacerlo todo desde mi ciudad. Y lo hemos conseguido. Tanto patronistas como fábricas están a menos de una hora de mi casa. Eso facilita mucho los procesos”.
Conversamos con Berta Bernad sobre esta nueva aventura y de cómo la sostenibilidad está directamente relacionada con la durabilidad estética de las prendas.
Llevaba muchos años queriendo tener mi propia marca, pero curiosamente fue el nacimiento de mi hija lo que me inspiró para llevarla a cabo. Dicen que durante el embarazo tienes unas hormonas súper productivas. Yo desde luego entré un periodo muy creativo. Coincidía que empezábamos a salir poco a poco del confinamiento y sentí la necesidad de emprender. Me daba seguridad el hecho de pensar que desde mi agencia de marketing hemos ayudado a más de 50 marcas nativas digitales a llevar a cabo sus estrategias para vender online, pero en todos esos casos yo no tenía el control sobre el producto. En Testaruda puedo controlar el proceso completo, desde la producción hasta la ejecución de las campañas de fotos y eso me hace muy feliz.
Siempre he estado relacionada indirectamente con esta industria. Desde que tengo 21 años (y ahora tengo 33) he estado en contacto con marcas de moda. Primero como influencer y luego como directora creativa. No tengo un conocimiento de insider de saber quienes son los directores creativos de las grandes firmas de moda. Pero eso sí, conozco casi todas las marcas medianas tipo By Far, Nanushka, Paloma Wool, Lisa Says Gah, etc. Me gusta seguir ese tipo de firmas porque también aprendes mucho de la cultura de cada país a través de ellas. Qué tipo de contenidos hacen, quiénes son las que personas que la llevan, cómo van evolucionando sus colecciones… De alguna forma me siento mucho más identificada que con la moda de lujo.
Testaruda es una marca divertida, cercana, sexy y elegante.
Lo primero, no queremos ser una marca que tenga un boom y desaparezca. Queremos hacer algo que tenga sentido. Sabemos muy bien a quién nos dirigimos y creemos que sigue habiendo hueco para una marca que cree prendas prácticas y de buena calidad para que la gente pueda ir poco a poco formándose un buen fondo de armario. El primer drop tiene desde un vaquero hasta un vestido de fiesta. Eso ha sido lo más complicado de todo, porque son procesos de producción completamente distintos pero queríamos que desde el principio se comprendiera que Testaruda va a ser una marca de la que te puedas fiar para completar tu armario ideal. Estudiamos horas y horas el por qué de cada prenda. Por ejemplo, la sudadera queríamos que fuera de borrego para sustituir un poco al “abrigo negro” que todas tendemos a llevar en invierno y que aportara un toque de color al armario. La napa le daba ese toque elegante que la convierte en una pieza distinta a lo que te puedas encontrar en una firma de mass market. Y luego, cuando lo tocas, te das cuenta de que la calidad es otra historia.
Por María JoséPérez Méndez
Como mucha gente recorta las etiquetas de las prendas, decidimos meterles mensajes que reflejaran nuestros valores principales. El valor de que la gente repita lo que se pone, va a ser un constante en la marca. Pero para ello, hay que acertar primero en la elección de la prenda. Creo que el problema principal por el que consumimos tanto, es por que no analizamos bien lo que queremos antes de meternos en la tienda y dejarnos llevar por el momento, o ver a la influencer de turno llevando algo que a nosotras puede quedarnos fatal. Esto es algo que ganas con la edad. Te diría que especialmente a partir de los 30, tu forma de consumir es completamente diferente, porque ya te has podido equivocar mil veces. Por ese motivo creo que son necesarias marcas de las que te puedas fiar ya que puedes dar por hecho que han hecho el trabajo previo de pensar si esa prenda merece la pena. Aun así, hay que probárselo todo y estar seguro de que es una prenda que te pondrías miles de veces.
El nombre también tiene relación con mi hija y conmigo. Las dos somos muy testarudas. Ella tiene 9 meses pero ya se la ve. Es impresionante como se puede detectar el carácter de una persona desde tan pequeña. Me hacía gracia dedicársela a ella y sueño con que algún día pueda heredarla. Sé que queda mucho para eso, pero me hace feliz solo imaginarmelo.
Mucha. Para mi Testaruda es una excusa para entender bien cómo funciona la industria de la moda desde dentro y desde el principio. Es decir, desde el principio cuando se decide la tela. Estoy aprendiendo muchísimo con todos los proveedores. Desmitificando cosas. Por ejemplo, el poliéster, que tan mala fama tiene (por ser plástico) si no se mezcla con otras fibras, puede reutilizarse y convertirse de nuevo en una prenda, es decir que teóricamente sí que cumpliría con la economía circular.
Vamos a contarlo todo sin tapujos. Que la gente comprenda el trabajazo que hay detrás de una colección. Y sobre todo que no es lo mismo que te hagan una prenda en masa en Bangladesh a que te cosa tu vestido una persona dentro de nuestras fronteras a la que estás empleando. El primer día que fui a la fábrica y vi que todos tenían en sus máquinas de coser una prenda de Testaruda se me cayó una lágrima. No me podía creer que toda esa gente estuviera trabajando para el proyecto. Me acuerdo que me acercaba a ellos, uno por uno, dándoles las gracias y me miraban con cara de asombro. Creo que hoy en día si comienzas un proyecto, tienes que tener en cuenta este factor de la trazabilidad. Valorar que esas prendas están hechas en tu entorno directo, le da otro valor.
Tenemos un taller (Al Dedal) maravilloso. Lola, que es la patronista, nos ayuda a dar forma a los diseños. Creo que es importante que se sepa que ella existe y que la puede contactar cualquier persona que quiera comenzar su marca. Luego probamos todas las cosas sobre mí, soy la modelo, y cuando tenemos las muestras listas las mandamos al taller. Suena sencillo pero en medio hay mil detalles y fuegos que apagar. Una marca no es solo eso, luego son las cajas, la web, las fotos, los botones, las cremalleras. En fin, miles de cosas que no descubres hasta que no te vas dando cuenta de que te habías olvidado de ese pequeño detalle.
Por ahora somos más o menos 4 personas. Un equipo relativamente pequeño pero muy efectivo. Carla Castro es la directora creativa del proyecto y me ha ayudado muchísimo a darle forma a todo. Desde qué productos hacer hasta cómo sería la campaña. Confío mucho en ella y nos hemos entendido muy bien en todo momento.
Nuestras prendas están en torno a los 200 euros. Quizá lo que la diferencia es que no es tan trendy. Nos la hemos jugado haciendo unos buenos vaqueros altos, por ejemplo. Evidentemente te puedes encontrar vaqueros parecidos en el mercado, pero creo que cuando consigamos que se comprenda lo que Testaruda significa como marca, no será lo mismo, llevar esos mismos pantalones de Zara.
Somos una marca nativa digital. Vamos a vender online a través de Testaruda.es y nos interesan mucho también las plataformas digitales (Net a Porter es mi sueño) y tiendas multimarca. Actualmente vendemos ya en tres: Marmott, Mimoki y Pietra.
Mi ilusión es convertirnos en una marca de referencia internacional. Promover esta actitud. Ser Testaruda significa ser la que va hasta el final y es cabezota como su propio nombre indica (Testa-Dura). Investigar y tener criterio para tomar buenas decisiones. Además, quiero que sea una marca que haga sentir muy sexys a las mujeres, pero siempre desde la elegancia, como por ejemplo, una buena espalda al aire.
Por Mayte Salido