Por María JoséPérez Méndez
Aunque los amantes del frío puedan no estar de acuerdo, el consenso general es que los looks de verano tienen algo magnético que los diferencia de los del resto del año. Quizás es el encanto de la cercanía del descanso, o puede que se deba al aura de sencillez que los envuelve, porque muchos de ellos están compuestos por un número muy limitado de piezas, lo que facilita todavía más la tarea de vestirse. Y aunque también hay espacio para la experimentación (¿quién no se ha dejado llevar por algo nuevo cuando el calor aprieta?), conviene recordar unas cuantas fórmulas infalibles que nunca pasan de moda: siempre viene bien tenerlas a mano y puede aliviar las maletas de vacaciones.
El look: un vestido largo de flores junto a unas sandalias planas, unas gafas de sol oscuras y un bolso carismático.
Nunca pasa de moda porque… Es un clásico indiscutible que puede adaptarse a prácticamente cualquier persona variando ligeramente formas y colores. La oferta de este tipo de vestidos es más que amplia, al igual que la de las sandalias, aunque las sandalias de tiras siempre son un acierto. Las gafas, mejor sencillas, para dejar que el bolso destaque junto al vestido.
El look: un tank top holgado, unos pantalones blancos de corte casual y complementos XL. ¿El remate? Unas sandalias de dedo tipo flip-flops que pueden ser tanto planas como con un poco de tacón.
Nunca pasa de moda porque… Vestir de blanco en verano es un recurso incontestable y versátil, sobre todo si se acompaña por otros colores neutros. Puede funcionar con una silueta más ajustada, pero una hechura amplia crea un efecto más relajado. Los accesorios pueden cambiar, pero redundar en lo oversized es una buena idea.
El look: una camiseta sencilla, una minifalda vaquera y un zapato plano y romántico, como unas bailarinas o Mary-Jane. Como bolso, un capazo.
Nunca pasa de moda porque… Es un estilismo compuesto por básicos. Aunque la minifalda vaquera no siempre goza de buena reputación entre quienes buscan un look pulido, lo cierto es que es posible llevarla de manera sofisticada y alejarse de los aires adolescentes. Para ello, los zapatos son fundamentales, y si el tiempo lo permite, un blazer también ayudará a ese efecto. El cesto y las cadenas doradas entrelazadas potencian el espíritu estival.
El look: una camisa de manga corta de seda, unos pantalones satinados, sandalias planas y un bolso pequeño pero práctico.
Nunca pasa de moda porque… El efecto líquido de las telas satinadas parece hecho por y para el verano. Pueden variarse los colores, pero quizás sea el momento de apostar por los estampados e incluso mezclarlos. Dependiendo del nivel de osadía, se puede añadir otra nueva nota de color en el bolso.
El look: un vestido epatante corto, unos zapatos de tacón y algún complemento inesperado, como una tobillera.
Nunca pasa de moda porque… El protagonista es una pieza en la que se confía y que, probablemente, ha estado (o estará) mucho tiempo en el armario, incluso cuando tiene algún dibujo muy marcado. No es un look, es EL look, y por eso no caduca.
El look: una camiseta sin mangas y unos pantalones de pinzas; todo en negro. Que la nota de color la ponga un bolso, que puede ser incluso metalizado.
Nunca pasa de moda porque… Como el total look blanco, es un clásico que minimiza el margen de error y, de hecho, permite hacer hincapié en los cortes y materiales, una muestra de cuál es la escuela estética en la que se milita.
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