Dos grupos de personas tirando de una cuerda, cada uno por un extremo, para comprobar cuál de ellos termina arrastrando al otro. Explicado así suena simple y remite incluso a juegos infantiles, pero la cosa se va complicando según se regula. Porque esos grupos deben estar formados por siete tiradores y un zaguero, con un solo reserva. Porque esa cuerda debe ser una soga de 32 metros de largo y entre 32 y 40 centímetros de ancho. Porque ese arrastre debe ser de cuatro metros, aunque también se gana la tirada cuando los jueces entiendan que el rival ha cometido tres infracciones de una relación que incluye sentarse, utilizar el suelo como apoyo, escorarse o subir la cuerda... Porque, en fin, el juego de la soga, el tira y afloja, la batalla de fuerza, el sokatira o la cinchada, que todas esas denominaciones adopta ('tug of war' en inglés, de ahí que las siglas de la Federación Internacional sean TWIF), es un deporte establecido por todo el planeta, que en su día fue incluso olímpico... y que la próxima semana vivirá en Getxo su campeonato del mundo 'outdoor' (modalidad de tierra).
Vinculada a rituales antiguos, no está claro el origen concreto de una disciplina para la que en todo caso se elaboró normativa en el siglo XIX, de modo que pudo incluirse en los Juegos de 1900 a 1920. Hubo que esperar 40 años más para que naciera la mencionada Federación y otros cuatro para que se disputara el primer campeonato de carácter internacional, concretamente en Malmoe, donde además de la anfitriona Suecia participaron combinados de Dinamarca, Holanda y Gran Bretaña. En 1985 se permitió de forma oficial la participación de mujeres, en 2002 la TWIF encontró el reconocimiento del Comité Olímpico Internacional, a la espera de que encuentre nueva traducción en próximas citas, y desde 2010 se crearon los equipos mixtos.
En realidad la cita de Getxo estaba fijada para 2020 (el Mundial anterior se había disputado dos años antes en Ciudad del Cabo), pero la pandemia obligó entonces al aplazamiento igual que ahora obliga a configurar un campeonato diferente por el contexto. "Ha supuesto todo un reto por la situación sanitaria que vivimos, pero le estamos mostrando al mundo que somos capaces", explica Bingen Zupiria, consejero de Cultura y Política Linguística del Gobierno Vasco. Por si vale la cifra, se esperaba una participación que rondara los 1.500 deportistas pero se asume que finalmente se reduce hasta los 580. El esfuerzo es tremendo, con protocolos nuevos, de modo que los participantes (a los que se exigirá una PCR negativa) permanecerán aislados y sin contacto con el exterior, del hotel a la sede y de la sede al hotel. Nada de turismo, lamentablemente. Otro tanto sucede con el público: el aforo es limitado y las entradas pueden reservarse por anticipado hasta hoy mismo (aún están a tiempo), a cinco euros por sesión. Esa sede es por cierto el Parque Deportivo de Fadura, a escasos 15 kilómetros de Bilbao, que ya fue escenario del primer Mundial en modalidad goma, hace 30 años, y de un segundo campeonato, éste en tierra, hace 26.
En cuanto a clubes, que competirán los dos primeros días (jueves 16 y viernes 17), se han apuntado 39 cuando lo habitual viene a ser el triple. En cuanto a selecciones (sábado 18 y domingo 19), la incorporación de Sudáfrica y la retirada de Irlanda, ambas a última hora, ambas por cuestiones relacionadas con el coronavirus, deja la relación en 16, añadiéndose a la ya citada Bélgica, China Taiepi, República Checa, Inglaterra, Francia, Alemania, Israel, Italia, Eslovenia, Países Bajos, Polonia, Rusia, Suecia, Suiza y País Vasco.
Como hoy en día todo se polariza, como este reportaje pretende ceñirse al deporte, conviene aclarar que esa participación de Euskadi viene avalada por el Tribunal Constitucional, que en sendas sentencias de hace casi una década aprobó la representación de federaciones autonómicas en competiciones oficiales internacionales siempre y cuando no esté presente el combinado nacional. En ese sentido hay vía libre porque, más allá de que se haya participado en alguna competición menor, España ni siquiera tiene federación propia. Algo similar sucedería con el levantamiento de piedras (Harri Jasotzea) y el corte de troncos con sierra (Trontza) o con hacha (Aizkora).
Retornando pues al formato competitivo, cuando la organización se refiere a computar está atendiendo a los Juegos Mundiales que se celebrarán el año que viene en Birmingham (Estados Unidos). Se trata de un evento multideportivo en el que participan atletas de todo el planeta y cuyas disciplinas tienen que salir precisamente de las que no se incluyan en los Juegos Olímpicos... con lo que hay hueco para la soga. Entre las de Getxo tres categorías serán clasificatorias para el evento de Alabama: las seis primeras naciones obtendrán el billete... siempre que sean al menos nueve las que hayan competido.
Los rivales, por cierto, habrán de pugnar desde ambos lados (las dimensiones del campo son 100x40), de modo que si hay empate la resolución sale de una tercera tirada... con los lugares elegidos esta vez por sorteo. No existe un registro al efecto para un deporte que cuenta ya 73 miembros a través de la TWIF, pero hay quien asegura que en algunos casos han sido necesarias casi tres horas para encontrar un ganador. Sea como fuere, la sokatira se hace cada vez más fuerte. Se trata, nunca mejor dicho, de un deporte con tirón.
Cinco de las ocho categorías que forman el programa tanto para clubes como para selecciones se reservan para equipos exclusivamente masculinos (720, 680, 640 -clasificatoria para los Juegos Mundiales-, 600 -para sub23- y 560 kilos), mientras que otras dos son para combinados femeninos (540 -clasificatoria- y 500) y una tiene un carácter mixto (580 -clasificatoria también-) que ya es habitual en el sokatira, tal y como puede apreciarse por ejemplo en la imagen que acompaña estas líneas, correspondiente al Mundial que se celebró hace tres años en Ciudad del Cabo. Esa cuestión de las categorías remitidas a un peso que resulta de sumar el de cada uno de los ocho miembros del conjunto convierte la alimentación en otro factor clave a la hora de preparar un campeonato como el de Getxo. Por eso se producirá un pesaje oficial antes de la competición, concretamente el miércoles 15, que tendrá continuidad en la aprobación de las botas rígidas que vaya a ponerse cada deportista (en el caso de la modalidad indoor, sobre goma, se trataría de zapatillas recauchutadas).