No hay marca que no cuente con elementos recurrentes: las camelias de Chanel simbolizan el savoir faire de la casa francesa o, por ejemplo, la diosa Medusa que protagoniza el logotipo de Versace y que el mismísimo Gianni eligió para representar a esa mujer fuerte y poderosa a la que quería vestir con sus creaciones. La moda ha estado siempre cargada de simbolismo y, si hay algo que se ha repetido a lo largo de la historia, es la continua referencia de algunas marcas a determinados animales: la langosta de Schiaparelli, la abeja entre los bordados y patrones de Dior... Y, sí, todas ellas tienen una explicación detrás:
Las referencias al movimiento surrealista han sido una constante en las creaciones Schiaparelli. Trasladar las pinceladas de Cocteau o Dalí del lienzo a la tela fue un habitual en la casa durante los años 30 del siglo pasado, momento de máximo apogeo de la marca. Curiosamente, la amistad con el artista catalán la llevó a utilizar en más de una ocasión uno de los elementos más recurrentes de su obra: la langosta. En 1934 Dalí comenzó a fantasear con este crustáceo, y así se lo hizo saber a su amiga a través de una carta. Tan solo tres años después ya existía el vestido-langosta, una prenda de noche confeccionada en organdí blanco y con este animal estampado.
Desde entonces, muchas han sido las ocasiones en las que la marca ha utilizado la langosta. Una de las últimas fue en la colección de Alta Costura de primavera-verano 2017, creada por Bertrand Guyon y con la que se rendía un homenaje a la parte más personal de su fundadora a través de bordados y brillantes en vestidos, chaquetas y monos.
Más allá de su logotipo (un corcel tirando de un carruaje), el caballo está íntimamente ligado a la casa Hermès desde sus orígenes: Thierry Hermès fundó en 1837 un negocio de arneses y productos de cuero destinados a la equitación en un momento en el que este animal era el principal medio de transporte. Seguro que aquel joven que revolucionó el mercado con un molde que se ajustaba al cuello del caballo (y por el que le concedieron la Medalla de Primera Clase en la Exposición Universal de París) no imaginaba, ni de lejos, que su casa se convertiría, años después, en uno de los epítomes del lujo mundial.
La vuelta al caballo en Hermès supone una vuelta a sus orígenes, una forma de regodearse en su propia existencia. Este animal baña ahora pañuelos, charms, bolsos y todo tipo de prints. La figura de la amazona reinventada ha sido también habitual en sus diseños desde entonces.
La silueta New Look, el estampado Oblique, la celebérrima chaqueta Bar... Dior cuenta con una serie de prendas y motivos que, convertidos en emblemas, son rescatados cada cierto tiempo de sus archivos para adaptarse al presente. En terreno animal, una de sus constantes ha sido la abeja, el insecto imperial que el mismo Napoléon utilizó para decorar sus vestimentas y banderas y que con el paso del tiempo se ha convertido en símbolo del poder yla aristocracia.
El origen de esta relación reside en la pasión que Christian Dior sentía por la jardinería. Cuando decidió crear su marca contactó con un conocido publicista que, basándose en los gustos del creador, diseñó un logotipo con este animal como protagonista. Aunque finalmente se optó por un logo más minimalista que el inicial, la abeja quedó guardada en sus archivos y ha sido rescatada por sus sucesores en muchas de sus colecciones. La llegada de Maria Grazia Chiuri (primera mujer al frente de la maison) le ha otorgado una nueva connotación: la de la reina del enjambre, una forma más de representar el empoderamiento femenino.
El origen de uno de los motivos más repetidos en Lacoste (y que, además, protagoniza su logotipo) es simple y llano: el fundador de la marca, René Lacoste, era un tenista de prestigio que, quizá por su velocidad con la raqueta, fue bautizado por los periodistas deportivos de la época como 'el cocodrilo'. En pleno desarrollo de su marca para practicar este deporte decidió convertirlo en su logotipo. Años más tarde, todas las prendas llevan bordado un cocodrilo en el pecho, un motivo que, en varias ocasiones, también ha hecho las veces de print.
El caso de la firma americana merece una mención aparte. Aunque no existe una relación en el sentido más literal, si tienes unos vaqueros o una cazadora de la marca colgada en el armario te habrás dado cuenta de que sobre su etiqueta de cuero hay un grabado en rojo en el que dos caballos, arengados por sus dueños, tiran de unos pantalones. ¿La finalidad? Demostrar que este tejido era tan fuerte que ni estos dos animales podrían romperlos.