Cuando rompieron, ella compró la otra mitad del cuadro, así como 10.000 dólares extra (algo más de 11.000€) por el estudio que lo acompañaba. Al tratarse de un regalo, no quiso pagar por la pieza de menor tamaño, pero tal y como narra en el ensayo, algunas de sus propias fotografías formaron parte del gigantesco hackeo de imágenes de celebrities por medio de iCloud que se produjo entonces, algo que materializó la pérdida de su propia imagen hasta un punto verdaderamente devastador, y que le recordó, a su pesar, que su ex disponía de sus propias fotografías suyas. Así que perdió las ganas de luchar. Era más fácil pagar. En ese mismo ensayo, habla de cómo un paparazzo la demandó por publicar en Instagram una imagen suya tomada por él en la que aparecía caminando tapándose la cara con un ramo de flores. Se trata de algo que no permiten los derechos de autor. Ratajkowski lleva enfrascada en dicho litigio desde entonces. Resulta importante conocer este dato para comprender lo que se viene.
En abril, tras dar a luz a su hijo, Ratajkowski creó un NFT de sí misma sonriendo frente al retrato de Prince de lo que fue su propia publicación original en su perfil de Instagram.
“La verdad, las hormonas del posparto me tenían colocada y estaba perdiendo el control. Los NFTs estaban en boca de todos y yo acababa de tomarme mi primera copa de vino después de estar embarazada y estaba en plan ‘Esto me hace pensar en…’”, dice con un simpático ceceo, llevándose el dedo índice a la sien. Le hizo pensar en el ensayo que escribió, en la obra de arte conceptual para la que jamás se ofreció como voluntaria, sobre la propiedad, las mujeres, OnlyFans, las imágenes sexuales publicadas sin consentimiento, el hackeo de iCloud y lo difícil que es proteger tu imagen, en especial si es un activo valioso que has convertido en tu forma de ganarte la vida. Su cara. Su cuerpo.