El hip hop es desahogo, es convertir un reclamo social en canto; un instrumento de lucha de los jóvenes como Abraham Bojórquez, el legendario vocalista de la banda hiphopera Ukamau y ké. Sus letras contestatarias, rebeldes a gran velocidad son parte del legado del rapero boliviano. Y aún con las diferencias marcadas por una nueva década, la idea de decir las verdades, de expresar, continúa vigente dando espacio a una vertiente hiphopera con enfoque de género en El Alto.
Era 2003, año de la “guerra del gas”, cuando el hip hop se catapultó en la ciudad de El Alto, decenas de jóvenes comenzaron a reunirse en la radio Wayna Tambo, en la zona de Villa Dolores, para debatir sobre política, resistir y compartir música con contenido social. Luis Fernando Choque, hoy conocido como Fado Flow, fue uno de los jóvenes—en ese momento colegial— que quedó impactado por el movimiento hiphopero alteño que se gestaba.
“En esa época escuchaba a Ukamau, Renzone, Invisible, el Choclito, al Insano Bolivia. A varios cumpas que nos decían vengan a la radio vamos a charlar, traigan ideas, traigan música. Yo llevé un cassette con una de nuestras composiciones, lo habíamos grabado con un micrófono de karaoke, y conseguimos unos bits, de los pocos que habían, en la feria 16 de Julio a 50 bolivianos”, menciona Fado Flow, activista y uno de los fundadores del dúo rapero Alto Lima Rima, nombre en honor a la zona donde vive.
Durante años el programa radial El rincón callejerofue la sede informal de los hiphoperos. El programa organizaba debates, actividades y difundía información y material cultural. “Desde el inicio buscamos alimentar a los jóvenes con la conciencia política y social. Además, mostramos la historia de Bolivia para entendernos mejor”, dice Fado Flow.
Durante ese tiempo surgieron canciones como Hermanos de sangre, nos juntaremos, de Ukamau y ké, que habla de los hechos violentos de octubre de 2003 e incluye algunas frases de Gonzalo Sánchez de Lozada, sonido ambiente de enfrentamientos en las calles, disparos de armas y helicópteros, e inspiró otros más como Octubre negro, de Rapsistencia.
“Abraham Bojórquez era un engranaje, un símbolo de resistencia”. La inesperada muerte de Bojórquez, el líder del movimiento del hip hop en El Alto, quien también cantaba en aymara, en 2009 marcó otra etapa en el movimiento cultural y desconcertó a varios colectivos alteños que de a poco dejaron de frecuentar los debates en la zona Villa Dolores. Estos encuentros comenzaron a darse en espacios más dispersos. “En esa época, si queríamos reunirnos teníamos que hacer panfletos, fotocopiarlos y llevarlos a las ferias, a los colegios. Hoy están conectados a internet, ahí encuentras todo tipo de material”, comenta Fado.
Luego de 18 años del estallido hiphopero alteño, el movimiento cultural que no necesita dominar las técnicas tradicionales del canto y que engloba distintas manifestaciones (DJ, Break-dance, grafiti y MC o persona que interpreta el género musical conocido como rap), continúa activo y visibilizando problemáticas nacionales, locales y personales.
“Las generaciones van cambiando. No es la misma de 2004, la de 2010 o la generación de 2021, pero el concepto básicamente no cambió; el hip hop brinda a los jóvenes herramientas de expresión artística cultural para que ellos puedan desahogarse, informarse, autocultivarse y colectivizar”, añade Fado.
Entre los años 2020 y 2021, principalmente durante la cuarentena y como una de las pocas buenas actividades que trajo, permitió que los hiphoperos se rearticulen a través de redes sociales. Arrancaron con las emisiones de programas por Facebook (La palabra del hip hop, Desde el ojo de las calles y Cultura hip hop Bolivia, entre otros). Y la grabación de nuevos temas como El Alto de pie, de Fado Flow que destaca a una “ciudad con tenacidad, multicultural y aguerrida”.
Hay lucha latente en su gente despierta, consciente, tiembla un presidente reprimen con muertes y el pueblo se hace más fuerte (Fado Flow)
“Estábamos todos encerrados en nuestras casas, y a raíz de que cerraron también el Ministerio de Culturas, comenzamos a rearticularnos con algunos cumpas, y con los pioneros del hip hop que tenían más tiempo”, comenta Fado. Como parte del impulso que llegaba, Rapsistencia Bolivia, un colectivo de raperos y raperas, retomó sus debates, producciones y formación de nuevos artistas.
“Los raperos conscientes siguen escribiendo sobre nuestra memoria histórica. O sea, componen para que el pueblo conozca su historia, y así no repita los mismos errores”, comenta Silvana Lipa, conocida como Pandora Mc, coordinadora de Rapsistencia Bolivia. Ella llegó con la idea de potenciar el rap que denuncia la violación de los derechos de las mujeres, de la comunidad LGBT. De dar mayor apoyo a la voz de las hiphoperas y reivindicar el quinto elemento del hip hop o conocimiento sobre su historia y objetivos.
“El arte nace desde la necesidad de dar a conocer la realidad. Y mis letras, por ejemplo, denuncian la violencia que sufren las mujeres y a la misma vez propongo luchar juntas, porque somos todas en contra de un sistema que nos oprime”, comenta Pandora.
La idea encontró respaldo; modificar las líricas que incitan a la violencia o al consumo de alcohol o drogas, y también aquellas que vulneran los derechos humanos, pero sin perder la potencia de las palabras y la expresión de ideas.
“La iniciativa de Hip hop sin violencianació por la necesidad de darle la vuelta a la realidad. Vemos que más hombres acceden al arte, hay más raperos, DJ o grafiteros y menos mujeres. Entonces queremos que existan más raperas en la ciudad y con ese enfoque realizamos cursos de formación artística para las compañeras que vamos encontrando en el camino”. Pandora fue víctima de violencia y mediante el rap “sacó” todo el peso que guardaba. Ser mujer y hiphopera “no es nada fácil”, son varios los prejuicios que recaen sobre ellas, desde críticas hacia el estilo de ropa que usan o dudas sobre la habilidad de improvisar y la velocidad de rapear que tienen.
Ya basta de tanto lenguaje androcentrista ya basta de tanta exclusión de tanta discriminación (Pandora Mc)
“En los 2000 había pocas mujeres; de 10 cumpas solo una era mujer, y a veces no rapeaba, solo acompañaba. Hoy hay chicas que hacen freestyle (rapear de forma improvisada), organizan eventos, escriben sus letras. Pero todavía el hip hop es un movimiento predominantemente masculino”, comenta Flow.
Santa Mala, Safira Mc, Hela, Natural poesía, Canto a la resistencia, Noisy Mc, Niña Doble C, Lu Sudakas Clan, Imilla Mc, Voces de rap, son algunas raperas bolivianas.
“Hay un fenómeno con las mujeres que entran al rap; están un rato en escena, pero con el tiempo van dejando de lado la música. Y eso también hay que ir saldando, hay que ver qué pasa con las hermanas. Creo que también es la presión social que sufren”, comenta Fado.
Para las raperas son importantes las problemáticas sociales, políticas, económicas y culturales del país, aunque a veces estos temas quedan opacados por la necesidad de abrirse espacio en una sociedad que reconocen como patriarcal y misógina. “El hip hop va más allá de un género musical, de muchos que hay, es el único estilo de música que te puede decir las verdades en la cara”, comenta Jhoselin Roque, compositora y hiphopera de 23 años. Ella es conocida como Yoss, comenzó escribiendo sobre amor y desamor, hoy relata las experiencias que vive.
“No agarro el micrófono y digo qué tipos de violencia hay o lo que deben hacer los jóvenes o por qué los hombres son así. Lo que quiero es expresarme, hacerme escuchar”, explica Jhoselin.
El hip hop me cambió la vida Pues sí… me sacó de la rutina A la que estaba acostumbraday no lo veía El rap se convirtióen mi única compañía (Yoss)
El hip hop va más allá de cantar y no está dirigido exclusivamente a hombres, es para todas aquellas personas que quieran desahogarse y transmitir una demanda social.
“Este proyecto es para que los jóvenes tengan conciencia de que a través del arte, de la música y del rap, podemos liberar nuestras tensiones. A veces no podemos contar nuestras frustraciones, nuestros planes a futuro, ni siquiera podemos hablar de nuestras parejas con nuestros padres por falta de confianza. Lo podemos hacer a través del hip hop”, menciona Fado Flow.