La Voz de Galicia
En O Costureiro de María José brindan segundas oportunidades a piezas de ropa y también confeccionan modelos para conseguir marcar la diferencia en eventos y reuniones. María José Bautis Requeijo lleva «toda la vida» en Santiago. Llegó para estudiar y se quedó. Hace ocho años su comercio se instaló en la rúa Concepción Arenal, más concretamente, en uno de los locales de la galería que une esa calle con la praza de Galicia, donde otros establecimientos han ido echando el cerrojo en los últimos tiempos. Antes de abrir su comercio, María José compartió sociedad con otra modista en la rúa Rosalía de Castro, pero, confiesa, «era complicado sacar dos sueldos». Ella resiste, y confía en seguir haciéndolo mientras el cuerpo aguante. A su oficio, el de modista, se dedican cada vez menos personas. «Es un trabajo sacrificado. La mayoría prefieren dedicarse a la confección, que siempre es más satisfactorio. Hacer un vestido, un traje exclusivo, es mucho más agradable. Yo los hago, pero los arreglos también son necesarios, y hay mucho trabajo», indica. A diferencia de lo que ocurría hace años, «cuando todas las mujeres sabían algo de costura, y no venían para subir un bajo, cambiar una cremallera o reponer botones, ahora vienen para estas cosas y otras más complicadas». María José cree que, si antes las personas reformaban una pieza de ropa por necesidad, «ahora lo hacen por conciencia. Vienen chicas con vestidos de sus madres, que tenían guardados, para hacerles un arreglo y usarlos. Pasa mucho con la ropa de los años 80». Aunque no solo las chicas se animan al reciclaje de ropa y arreglo de piezas. «Vienen chicos con pantalones vaqueros y les ponen parches para poder seguir usándolos. A veces pienso que no les compensa, pero están más concienciados. Prefieren arreglar y no comprar y comprar», destaca. María José reconoce que «confeccionar es agradable, y da mucha satisfacción aconsejar sobre lo que mejor asienta, porque la gente se deja guiar. Pero los arreglos me dan la satisfacción de ver que cada vez estamos más concienciados para evitar el consumo loco». Sin duda, en O Costureiro de María José se apuesta por las segundas oportunidades.
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