Hoy en día, tener un estilo exquisito no es ya una cualidad extra para las celebridades e ‘influencers’, sino un requisito imprescindible para que sus nombres estén presentes en los listados de las mejor vestidas de las revistas de moda. Sin embargo, hemos alcanzado un nuevo nivel en el que los armarios más deseados son también los que ayudan a sus dueñas a aumentar sus ingresos. Desde Olivia Culpo hasta Nina Dobrev, las ‘celebs’ han encontrado en la plataforma Wardrobe un lugar en el que rentabilizar sus ‘looks’ alquilando sus prendas y accesorios.
Los ‘outfits’ de las famosas no son deseables por su estética, sino porque algunos de ellos han sido lucidos en películas conocidas o en inolvidables estrenos inmortalizados por los medios y por nuestra memoria 'fashionista'. “Al alquilar prendas de una persona aspiracional, los usuarios generan relaciones tangibles con ellos, como si le estuvieran tomando prestada ropa a una amiga”, señala Adarsh Alphons, fundadora y directora de Wardrobe, cuyos profesionales se encargan, por cierto, de limpiar las prendas cuando regresan a las oficinas centrales. ¿Los beneficios para quienes alquilan sus ‘looks’? Lograr que sus seguidores se sientan más cercanos a ellos al establecer una relación directa con su audiencia,obtener beneficios económicos y, por supuesto, mandarle al mundo el mensaje de que se preocupan por la sostenibilidad... A golpe de talonario, lo sabemos.
Tan popular es esta tendencia que hay quienes han ido más allá y lejos de conformarse con alquilar su ropa, venden sus diseños más preciados. Mientras que la mayoría de los mortales nos deshacemos de nuestras prendas y accesorios a través de aplicaciones como Vinted o Wallapop, las ‘influencers’ recurren a servicios más especializados, como It Closet. Esta plataforma ‘marketplace’ combina moda de segunda mano, ‘instagramers’ y sostenibilidad, y cuenta con miles de prendas a precios muy asequibles procedentes de un amplio portfolio de caras conocidas que seleccionan para crear un vínculo cercano y real con el usuario.
“El proceso de captación de ‘influencers’ es un proceso complejo. Nos fijamos en que la persona en cuestión encaje con nuestros valores y en que el estilo se adecúe a la marca. Somos una firma joven, por lo que queremos que estas prescriptoras transmitan este espíritu y que les apasione el proyecto”, aclara el equipo de It Closet. “Cuando las prendas llegan a nuestro almacén, hacemos una selección exhaustiva. Tenemos en cuenta que no tengan desperfectos y que sean prendas atractivas. Tratamos de vender todo lo que sea de la mejor calidad posible”, asegura. Desde Alba Carrillo hasta Daniel Illescas, son muchos los nombres conocidos que forman parte de esta web.
La creadora de contenido Alba Álvarez, que vende ahí sus ‘looks’, explica por qué ha encontrado en esta plataforma su lugar ideal.“Decidí sumarme a esta iniciativa, para empezar, porque me considero una adicta a la ropa. Otra razón es que soy la directora de mi propia marca de ropa… ¡Os podéis imaginar cómo tengo mi armario y cuántas veces repito las prendas! Es una pena desaprovechar la ropa, especialmente, si está nueva. Darle una segunda oportunidad a la ropa, especialmente si es para mis seguidores, me parecía una opción obligatoria”, nos cuenta.
El fenómeno es tan inmenso que incluso el ‘klan’ se ha sumado a él a través de Kardashian Kloset, donde desde Kim hasta Kendall Jenner seleccionan personalmente las prendas y accesorios que ponen a la venta. Cada prenda cuenta con sus especificaciones detalladas, pues la web explica si los diseños han sido alterados para encajar a la perfección con la silueta de sus dueñas. Aunque detalles como éste sean la razón por la que ese vestido de Mugler no te quede como un guante pese a ser de tu talla, la magia radica en saber que ha sido especialmente modelado para que sí le siente de maravilla a una de las hermanas. Algunos modelos incluyen incluso las etiquetas originales.
Aunque las reinas de la letra K tienen su propia web de reventa, otras celebridades —como Olivia Rodrigo la supermodelo Winnie Harlow o incluso la mismísima Chiara Ferragni —venden sus prendas en Depop. Si antaño la ropa de 'merchandising' era esencialpara mostrar devoción hacia nuestros ídolos pop, ahora no basta con tener una camiseta con la cara de tu cantante favorita, sino que el secreto radica en poseer el vestido que lució en su último videoclip.
Este tipo de (casi) milagros ‘fandom’ son los que permiten este tipo de webs y plataformas, que brindan a los fans de las ‘celebs’ la posibilidad de lucir la ropa lencera de la mismísima Dita Von Teese o las deportivas preferidas de Princess Nokia. Aunque el hecho de que las celebridades recurran a webs especializadas de reventa para lanzar al mercado sus ‘looks’ no es en realidad nada nuevo, la novedad radica en que ahora lo dicen abiertamente. En parte lo hacen, por supuesto, porque de esta forma promocionan los artículos que venden. Esa es la razón por la que no es raro que de vez en cuando nos topemos con ‘stories’ de Instagram en los que Kim Kardashian muestra los artículos que ha puesto a la venta en Kardashian Kloset (que, por cierto, se rumorea podría tener pronto una tienda física).
Otros iconos de las redes sociales se han animado a abrir las puertas de sus armarios a sus seguidores con fines benéficos. Ese es el caso de Pelayo Díaz, que cedió diez de sus prendas favoritas a Vestiaire Collective durante el confinamiento, destinándose los beneficios de las ventas al madrileño Hospital La Paz. El ‘influencer’ hizo lo propio el verano del año pasado, cuando puso a la venta algunos de sus fetiches fashionistas con motivo del día del Orgullo. Desde bolsos de Celine hasta diseños de Chloé, Pelayo ha donado algunos de sus tesoros de estilo con fines humanitarios.
Eso mismo promueve cada año Gwyneth Paltrow a través de la “venta de armario anual” en su web, Goop, donde celebridades de la talla de Jennifer Aniston y Reese Witherspoon ceden sus prendas y accesorios para que los beneficios logrados con su venta se destinen a diferentes causas humanitarias. Por supuesto Paltrow, gurú del estilo de vida, aprovecha la iniciativa para recordarnos las bondades de Marie Kondo, pero lo que a nosotras nos importa es lo que transmite esa devoción que sentimos por las prendas de personajes conocidos.
Esta práctica aúna el aura de la cultura pop con la funcionalidad y señala un cambio en nuestros hábitos de consumo. La generación Z ya no quiere llevar una chaqueta como la de Kylie Jenner, sino que quiere tener LA chaqueta de Kylie Jenner. Estas dinámicas de compras y de alquiler de looks de celebridades e influencers ayuda a acercar a los fans a sus ídolos al permitirles llevar las prendas que han lucido, que se convierten, de alguna forma, en auténticas reliquias cargadas de energía y misticismo. Si antes coleccionábamos recortes de revista en los que aparecían nuestras estrellas favoritas, en la nueva era la moda es coleccionar las prendas y accesorios de nuestros iconos.
Con lo que han de tener cuidado las ‘influencers’ y las celebridades es con seleccionar cuidadosamente qué diseños pondrán a la venta para no enfadar a las marcas. ¿Un ejemplo? Kylie Jenner subió a la web de reventa RealReal un bolso de Versace que la venta le había regalado por su cumpleaños dos semanas antes. ‘Epic fail!’