Vale la pena dejar los zapatos a un costado para ventilar los pies y porque fortalece los músculos de las extremidades. También ayuda a combatir dolores de espalda o malas posturas en las caderas, porque son problemas que pueden estar vinculados a las diferencias y desbalances en los músculos del pie.
Es por eso que tiene tanto sentido caminar descalzos de vez en cuando. El calzado, dependiendo de cómo esté diseñado, suele proteger los músculos de esa zona. Algunos modelos más, otros, menos. Y los que cuidan o respaldan mucho el arco, debilitan la estructura muscular.
Sin embargo, hay casos en los que es mejor evitar estar descalzo. Un ejemplo es cuando una persona depende del refuerzo del calzado o suele llevar plantillas especiales. Tampoco es recomendable caminar sin zapatos en casos de mala alineación de nacimiento.
Para quienes puedan andar descalzos, las primeras veces es mejor hacerlo sobre una superficie suave, como tierra o arena. Esas son texturas ideales. Para que los pies se acostumbren, al principio es mejor caminar tramos más bien cortos y alternarlos con distancias en las que uno se vuelve a calzar.
Quien haya tenido algún tipo de lesión, debe ser más cauto. Después de una rotura de ligamentos en el pie o la rodilla, por ejemplo, es fundamental realizar un entrenamiento muscular específico, que se conoce como proprioceptivo, que consiste en hacer ejercicios que refuercen la estabilidad y el equilibrio sobre una superficie inestable.
Los especialistas dicen que hay muchos calzados que pueden deformar los pies y aseguran que caminar descalzo, en cambio, no sólo fortalece determinados músculos sino que, además, puede ayudar a corregir la postura.
Muchos tienen problemas en el arco, pie plano u otros inconvenientes y eso es algo que tiene que ver con que nosotros, a diferencia de nuestros antepasados, que andaban descalzos sobre suelos blandos, caminamos constantemente con zapatos y sobre cemento. Como primera medida, muchos ortopedistas recomiendan descalzarse con mayor frecuencia.
Desde el punto de vista evolutivo, gran parte de la sociedad comenzó a calzarse hace apenas unos siglos. Eso hace que varios músculos no sean utilizados como antes y que su debilidad refracte en una mala postura.
En la edad infantil, es importante cuidar que los zapatos no ajusten demasiado. A los niños, los pies les crecen muy rápido y por eso es fundamental fijarse que los tendones y los músculos no estén sometidos a presiones desmedidas. Caminar descalzo ayuda a evitar esos problemas y, además, a usar bien los dedos de los pies.
En las adultos, caminar descalzo ayuda a entrenar la zona del arco, fortalecer el tendón de Aquiles y descargar tensiones de la espalda. Hay quienes dicen, además, que estimula las plantas de los pies y, a través de ellas y sus puntos reflexológicos (digitopuntura), determinados órganos.
Fuente: Con Bienestar