Los teóricos apuntan al último cuarto de siglo XIX para situar el nacimiento de la escalada en roca como disciplina propia separada del alpinismo. Después de unos años en que varios pioneros fueron poniendo sus bases estructurales, principalmente en Inglaterra, Alemania oriental y Dolomitas, en la década de 1910 irrumpió la figura de Paul Preuss (1886-1913), que destacó por dotar de alma y valores a esta práctica incipiente.
Su influencia fue tan grande en los albores de la escalada –y todavía lo sigue siendo aunque muchos de los escaladores jóvenes ni tan siquiera habrán escuchado su nombre– que aquellos que se han sentido admirados por él casi podrían considerarse como acólitos de una especie de profeta. George Mallory (alpinista inglés fallecido en el Everest en 1924) dijo que “nadie será igual a Preuss”. Reinhold Messner quedó tan impresionado que construyó su proyecto de museos de la montaña a partir del martillo de pitón de Preuss, escribió dos libros sobre él e instituyó una fundación en su nombre.
Paul Preuss nació a orillas del lago Autalssee, en un pueblo de montaña de Austria. Su padre, maestro de música, solía dar largos paseos por el monte a la caza y captura de especies botánicas, una de sus pasiones. A los seis años, Paul Preuss enfermó de un virus parecido al de la polio que lo relegó seis meses de la cama a la silla de ruedas. Al recuperarse, empezó a hacer ejercicio y salidas a la montaña para fortalecerse.
Su padre falleció cuando él tenía diez años, pero Paul Preuss continuó con sus escarceos montañeros, ya fuera en compañía de sus hermanas, de amigos o muchas veces en solitario. También se cuenta que entrenaba en casa, haciendo dominadas sobre vasos colocados de forma invertida encima de un armario. Estudió biología en la Universidad de Viena y en 1911 se doctoró por la Universidad de Múnich, donde obtuvo un empleo como docente.
En paralelo a sus estudios, fue desarrollando su carrera escaladora. Con 21 años llevó a cabo su primera ascensión importante, la vía Pichl a la cara norte de la Planspitze en solo integral. Eso fue a principios de 1908 y, hasta su muerte en 1913, acumuló unas 1.200 ascensiones, 300 de ellas realizadas en solo integral y 150 primeras ascensiones. Y no solo registró escaladas en roca, sino que también se apuntó primeras ascensiones de rutas sobre nieve y hielo. Era incluso un notable especialista escalando edificios, como los famosos Propileos de la Königsplatz de Múnich cuando no podía salir al monte.
Vale la pena tener en cuenta que realizó su actividad escaladora calzando rudimentarias botas de clavos. Aun así, escalaba en solo integral vías hoy cotadas de Vº grado, una dificultad muy cercana al límite máximo alcanzado en la época. Silvretta, Wilder Kaiser, Dolomitas, Mont Blanc… macizos y sierras a lo largo y ancho de los Alpes fueron terreno abonado para las andanzas de Preuss.
El año 1911 desde la perspectiva de la escalada es, sin duda, el año de Paul Preuss. En verano, realizó la segunda ascensión de la cara oeste del Totenkirchl, en el Wilder Kaiser. Considerada una de las vías más duras de los Alpes, él la despachó en dos horas y media en solo integral.
Las semanas y meses siguientes fueron muy ricos en escaladas remarcables. Entre ellas, las primeras repeticiones de las vías de Angelo Dibona en la Croz dell’Altissimo (Dolomitas) y la arista noroeste del Grossen Ödstein (Alpes de Ennstal). En ambos casos, puntualizó que para lograrlo no había utilizado ninguno de los pitones dejados en la primera ascensión y apeló a las figuras inspiradores de Georg Winkler y Emil Zsigmondy.
Aquellafue la época en que los pitones y los mosquetones se comenzaron a usar en laescalada. Inicialmente, fueron exclusivamente para rápeles, pero prontoentraron en juego también en la progresión.
Aquellas reflexiones cristalizaron en un ensayo de Paul Preuss contra el uso de las “ayudas artificiales” en la escalada. La publicación generó una importante polvareda en el mundo de la escalada, que fue bautizada como “la polémica de los pitones”. Como conclusión de la misma, Paul Preuss terminó instaurando en diciembre de 1911 sus seis principios para una escalada pura, probablemente su legado más profundo al mundo de la escalada:
1.No es suficiente con estar al nivel de las escaladas que uno lleva a cabo, sinoque hay que estar a un nivel superior.
2.El grado de dificultad que un escalador sea capaz de destrepar con seguridady plena confianza, debe representar el límite máximo de lo que intente escalar.
3.En consecuencia, la justificación para el uso de ayudas artificialesexistirá solamente bajo la amenaza de un peligro inminente.
4.El pitón es una ayuda de emergencia y no la base de una escalada.
5.La cuerda está permitida como un medio de rescate, pero nunca como mediopara hacer posible la ascensión.
6.El principio de seguridad es uno de los más importantes. Pero no lafrenética corrección de la propia inseguridad alcanzada por medio de ayudasartificiales. Sino la seguridad primaria, en la que todo escalador deberíabasarse a partir de la correcta estimación de sus capacidades en relación consus deseos.
Paul Preuss se convirtió en un afamado conferenciante en 1912 y 1913. De hecho, fue el precursor de los actuales profesionales de la escalada y el alpinismo, dando charlas sobre sus aventuras que congregaban un público notable en salas de conciertos de Austria, Italia y Alemania y le proporcionaban importantes ingresos. Uno de sus biógrafos apunta que tenía programadas más de 50 conferencias para el año en que falleció.
Su muerte se produjo a causa de un accidente de escalada el 3 de octubre de 1913, cuando intentaba realizar la primera ascensión de la arista norte del Mandlkogel (2.279 m, en el macizo del Dachstein, Austria) en solo integral. Se precipitó 300 metros en una caída que la leyenda precisa que no se produjo escalando sino al desequilibrarse cuando intentaba recoger una navaja que se le había caído durante una parada.
Décadas después de su muerte, Paul Preuss sigue siendo una figura presente en el imaginario de la escalada. La Cima Piccolissima de Lavaredo (Dolomitas) es conocida también como Torre Preuss, donde se puede escalar la fisura Preuss. También existe una chimenea Preuss en la cara surestede la Punta Grohmann (Dolomitas) y una calle de Múnich lleva su nombre.