Por F. Javier Girela
Durante la última década las zapatillas se han convertido en el baremo absoluto para determinar lo cool que eres. Las miradas pasaron de hacer un barrido de arriba abajo para hacerlo de abajo arriba. Tanto es así que, en el siglo XXI, solo necesitas un buen par de sneakers para elevar el look más sencillo y terminar siendo el más envidiado de la fiesta. Esto es el poder del streetwear, el triunfo de la moda del guetto en las pasarelas de alta costura, las firmas de lujo lo entendieron y se aliaron con los más entendidos en ellos para relanzar su estética (Supreme, Virgil Abloh, Demna Gvasalia, Kanye West…).
Sin embargo, diez años después de la invasión de la moda callejera, parece que la elegancia es de nuevo su más dura competidora. Prueba de ello es el silencioso triunfo de los mocasines, que desde finales de 2019 anuncian su regreso. En aquel momento nos preguntamos: ¿Pueden unos zapatos ser las nuevas zapatillas? Y vaya si pueden. Si no en forma, sí en uso.
Si lo pensamos bien, la cultura americana lleva influenciando nuestro armario prácticamente toda la década, no solo con el streetwear, también con el estilo preppy, que regresa al podio de las tendencias de temporada. El American Sportswear en toda su esencia, esa moda relajada entre lo formal y lo deportivo que cultivaron los estadounidenses, prima en nuestros armarios de una manera de la que ni siquiera somos conscientes. Por eso, ahora que buscamos “cosas nuevas” con las que vestirnos y desmarcarnos un poco de esa moda callejera ya manida, los zapatos que popularizaron los norteamericanos nos parecen el punto intermedio perfecto entre la informalidad de unas zapatillas y la rigurosidad de unos zapatos de vestir. Más si los llevamos con calcetines blancos, como hacían los preppy, mezclando una vez más lo deportivo y lo formal como si fuera lo más loco del mundo.
El rapero Tyler, The Creator, uno de los máximos referentes musicales y estéticos de la actualidad, es quizá el máximo exponente de este revival. Zapato que se pone, calcetín blanco con el que lo combina. Pero no solo él, hace unas semanas era Jacob Elordi, protagonista de la serie Euphoria y gran referente de la Generación Z, quien se presentaba en el programa de Jimmy Fallon vestido de niño bien de universidad americana: Varsity Jacket, pantalón de vestir de cuadros y mocasines con calcetines deportivos. Pero ¿de dónde sale esta fiebre por los mocasines?
Aunque lo hemos visto en infinidad de pasarelas como las de Prada, Casablanca, Ermenegildo Zegna, Versace, Celine, MSGM, Lacoste u Off-White, por mencionar algunas, Gucci es la principal impulsor de este zapato entre las firmas de lujo europeas. Fue la casa florentina y no otra la que en los años 80 le dio a los mocasines un giro de sofisticación al reeditar sus "Horsebit", un best seller de la firma. Los despachos de Wall Street se llenaron de mocasines cuando antes era impensable verlos desfilar por la moqueta de la bolsa. Después Alessandro Michelle, el actual director creativo de la marca, los convirtió en objeto de deseo al convertirlos en fold-down –esos con talón pisado– y hoy la tradición continúa. Es precisamente el Horsebit de Gucci el que le ha dado el último empujón a los mocasines al convertirse en el objeto más buscado de los últimos meses en internet.
Según el último informe de Lyst, el Google de la moda, en el último cuatrimestre de 2021 los mocasines de Gucci han sido la pieza más deseada entre los hombres. ¿La razón? La película La casa Gucci. La cinta de Ridley Scott sobre las desavenencias de la familia italiana reavivaron la fiebre por la firma y, especialmente, por sus mocasines Horsebit, los cuales gozan de un papel protagonista en la historia. Por tanto, si los mocasines ya comenzaban a vislumbrar un nuevo momento de gloria entre las tendencias de moda, La casa Gucci terminó de rematar la jugada. De esta manera, ¿podríamos estar hablando definitivamente del principio del fin del reinado de las zapatillas?
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